viernes, marzo 11, 2005

Pisando la vida 11M

Esta foto lo hice el pasado verano y es un buen ejemplo de lo que hoy pienso, pensamos, muchos sobre el 11 M. Sobre como se pisotea la vida.

jueves, marzo 10, 2005

Los errores más comunes y como corregirlos

Todos cometemos errores, es humano según dice la famosa cita en latín. Es importante que entendamos que, aún con mucha experiencia como bagaje, seguimos cometiendo errores, normalmente distintos y en algunos casos los mismos. Alguien también decía que somos la única especie que es capaz de tropezar con la misma piedra dos y tres y hasta cuatro veces. He aquí unos cuantos errores comunes de una obra. Algunos se deslizan casi sin darnos cuenta, y son difíciles de encontrar. Algunos son más sencillos de ver. Pero si los tiene en cuenta, habrá avanzado un poco más en conseguir una buena novela o relato. Por supuesto hay magníficas creaciones que se saltan algunas de las premisas que aquí se dan, eso sólo significa que el autor encontró la manera de soslayar el error y utilizar algún mecanismo para suplantarlo o corregirlo. Ya sabe que las reglas están para saltarselas, pero sólo cuando estas se conocen al dedillo y cuando uno sabe por donde y hacia donde camina.

1/ El Personaje principal se vuelve pasivo

Eso suele suceder, generalmente, porque al cabo de poco tiempo, en que nos hemos sumergido completamente en la elaboración de la obra, los personajes suelen cobrar "vida" en nuestro interior y algún personaje secundario toma mayor relevancia. Puede que sea porque el personaje principal ha dejado de gustarnos o justamente porque alguno de secundario nos agrada más o encontramos que la obra mejora o da más juego con ese personaje. Es fácil que suceda así, pensemos que los personajes que actúan de contrapunto del principal, suelen ser los "malos de la película" y estos son, en la mayoría de los casos, mucho más atractivos. En cualquier caso es un error. Desde luego seguimos siendo libres para hacer lo que nos venga en gana, pero seguirá siendo un error de planteamiento. Debemos entonces repasar el texto (las escenas) y ver donde el personaje se vuelve pasivo y devolverle la fuerza perdida. Si eso no nos apetece, o es muy complicado y acabamos prefiriendo al personaje secundario, deberíamos reestructurar la obra para el intercambio de roles o tener más un personaje principal, esta solución es algo más complicada, pero la experiencia vale la pena.

2/ No presentar al Personaje Principal en los primeros párrafos

El lector busca, tiene, quiere identificarse con el personaje principal, al menos quiere hallarlo rápidamente para saber como, y a quién prestar mayor atención. Es vital que en la primera escena, se presente al personaje principal. El comienzo es un tiempo delicado no sólo porque debemos captar la atención del lector, sino porque tenemos que presentar al personaje. Hay muchas formas de hacerlo, no se preocupe por ello, pero si no aparece, el lector tiende a confundirse y creer que algún secundario es el principal (por desgracia somos de costumbres fijas) y cuando éste aparece, la confusión se hace mayor y puede llegar a molestar. Intente mostrar alguna emoción del personaje, eso le servirá para darle profundidad, para caracterizarlo, sin necesidad de describirlo completamente. Ese es un punto importante, no lo haga de forma descarada, sensiblera ni gratuita, la inclusión debe ser natural, si no es así recomponga la escena hasta conseguirlo.

3/ Derrochar Ideas - Argumentos - Caracteres

Un error típico de principiante. Tenemos demasiadas ideas en la cabeza y las queremos meter todas para dar una sensación de complejidad de la trama, de riqueza, ese derroche no es necesario en absoluto. Servirá, como mucho, para que el lector avezado se de cuenta de la falta de seguridad en nosotros mismos. A menudo utilizamos un personaje para explicar una cosa en el primer capítulo, otro en el segundo, otro en el tercero. Hay que aprovechar a los mismos, utilizarlos más intensamente, eso les dará mayor profundidad psicológica y por ello facilitaremos la labor del lector para seguir la trama. Al utilizar los mismos personajes secundarios, y aunque estos no puedan mostrar cambios importantes en su carácter, se debería escoger algunos y desarrollarlos con cierta profundidad, por ejemplo el que de la réplica al personaje principal, para mostrar pequeños cambios.

4/ ¿Qué estoy haciendo yo aquí?

No se desespere, a todos les pasa, hasta el más experimentado. Es simplemente falta de previsión, falta de un esquema general del relato o de la novela. Y nos pasa porque a pesar de tener las cosas muy controladas, a todos nos gusta dejar correr la imaginación y ver a donde nos lleva la escena en la que estamos metidos. Tiene sus ventajas y sus inconvenientes. Es bueno que antes de empezar pensemos en diseñar la obra en sus partes principales: personajes, conflictos, escenas. Sólo así sabemos por donde vamos y si nos desviamos deberíamos tener una buena razón. Experimentar no es malo, pero cuanto más organizados estemos, sacaremos mayor provecho de esa experimentación, pues un buen escritor no debería pasar toda una vida escribiendo una sola novela.

5/ Diálogo

Es una parte fundamental en la obra, cuanto más larga sea ésta, más importante se vuelve. Pero tampoco se obsesione con ello. Intente no dejar soliloquios, conferencias, largas parrafadas ni explicaciones. Un sistema sencillo de comprobar si vamos por buen camino es visualizar la hoja de papel como si fuera una imagen, si hay mucho texto quiere decir que hay una pobreza de diálogo, si hay mucho espacio en blanco pasa lo contrario, estamos abusando de él. Con todo, sólo usted puede evaluar si en una escena es necesario más o menos cantidad de diálogo.

Tenga cuidado con el Slang, con los dialectos, si los utiliza debe intentar que el lector pueda interpretar correctamente sus significados. Debemos buscar la manera para que quede claro lo que se está intentando decir.

No tema utilizar "dijo" en los diálogos, esa palabra se utiliza normalmente en el 90% de las ocasiones. Desde luego debe intercarlarse con otras palabras, sobre todo cuando el personaje hace algo o lo dice de cierta manera, pero intente mostrar esas emociones, no de señalarlas simplemente.

6/ Parar demasiado pronto

Otro fallo de escritor novel. Estamos tan ansiosos por acabar una obra (llevamos tantas inacabadas...) que generalmente precipitamos el fin. Las historias acaban demasiado abruptamente (habitualmente por falta de un esquema general). Fuércese a continuar escribiendo cuando crea que ya ha acabado, normalmente podemos encontrarnos con una sorpresa. Y en todo caso si no consigue mejorarla será un excelente ejercicio.

7/ No dejar descansar la historia

Cuando acabamos una historia estamos demasiado metidos en ella. Somos incapaces de juzgarla con absoluta imparcialidad. Hay que darse tiempo para olvidarse - distanciarse, y dependiendo de nuestro trabajo estar al menos unos días – semanas, alejados de ella. Una vez ha pasado ese tiempo, hace falta chequear la historia para una aceptación general, leerla como lector -directamente- sin pretender ni pensar en corregir - cambiar etc.

8/ No ensayar comienzos diferentes.

No valoramos nuestra capacidad en su justa medida, sea por arriba o por abajo. Quizá el principio escogido no sea el más adecuado aunque lo parezca. Una vez se tiene la historia, se debería ensayar varios comienzos alternativos, no muy complejos, sólo dos o tres párrafos, de forma rápida, escogiendo diferentes formas de presentar la información, puntos de entrada en la historia. Una vez que eso se hace varias veces, se vuelve algo natural en nosotros y aprovecharemos mejor todo nuestro potencial creativo.

9/ No planear el clímax desde el principio

Una cosa es la previsión, la organización, tener un esquema general del relato o de la novela y otra llegar hasta el extremo de tener previsto hasta el clímax, algo que ocurre generalmente al final de la novela. No debemos atarnos las manos hasta ese extremo y dejarnos la posibilidad de cambios. Es evidente que deberíamos desarrollarla de acuerdo con la promesa original, pero que eso no nos coarte como para que la obra se convierta en algo rígido.

10/ Tomar demasiado tiempo para repasar

Más que error, vicio que hace falta erradicar. Corrija todo lo que crea necesario, pero defina un tiempo concreto para ello, sino esta abocado a la necesidad ilógica de corregir un texto cada vez que lo lea y eso más que ralentizar su producción acabará paralizándola. Acepte como artículo de fe que toda obra es susceptible de mejora, y que nosotros mismos evolucionamos y que con ello nuestra capacidad y experiencia aumenta. Tenemos que parar en algún momento sino estaremos siempre dando vueltas al mismo molino.

11/ Estructuras ilógicas

Un error del que hay que huir como del diablo. La obra se sustenta en una realidad (incluida la ciencia ficción y la fantasía más desbocada), la que el escritor desea y debe aferrarse a ella. Debe respetarse a si mismo y sobre todo al lector. Construirla de forma inverosímil o fuera de contacto de la realidad hará que la gente no se crea lo que esta leyendo, pensarán con toda razón que usted, el escritor, les está tomando el pelo, se molestarán y simplemente dejarán de leerla. La obra ha de ser consistente con todos sus planteamientos y ser honestos con ellos. Y sobre todo, al final del relato o la novela, no se saque un conejo de la chistera para solucionar sus fallos de estructura, sólo conseguirá hacer más visibles estos.

© 2003 Ricard de la Casa

miércoles, marzo 09, 2005

Divagando

Ayer noche estuve en un concierto de Laura Ponte. Una cantante portuguesa de Fado. Disfrute. Había motivos para hacerlo.

Tiene una gran voz, juega con ella con sabiduría y no ofrece un repertorio encorsetado, sino que se atreve a improvisar, a experimentar. En algunos momentos no sólo disfruta el oído, sino que también lo hace la vista.

Mientras estaba escuchando, mi segunda mente (aquella que suele divagar en forma secundaria), volvió a recordar una idea para un relato o novela. Toda la gente de un lugar (como la sala en la que me encuentro) es secuestrada y llevaba a algún lugar ignoto. Un lugar del que no tienen referencias, del que no pueden escapar. Allí, el grupo de personas, en este caso unas mil, se entrecruza con sus miserias, sus problemas y sus heroicidades. Las máscaras caen y los humanos, sometidos a la presión del miedo a lo desconocido, sucumben a sus propios temores.

La idea me gusta y como siempre vuelvo a recordar que hay pocas ideas originales a las que recurrir que no hayan sido ya utilizadas. En este caso me viene a la memoria, y no es el único, a nuestro gran Luis Buñuel y aquella gran película surrealista que hizo en México titulada “El ángel exterminador”.

En el fondo se trata, exactamente, del mismo argumento.

Y sigo divagando

lunes, marzo 07, 2005

Estructura de la obra

La novela puede dividirse en tres fases importantes. El tempo de las mismas, puede alargarse o acortarse, al fin y al cabo las reglas están para saltárselas. En una buena novela, sin embargo, se podrá identificar fácilmente todas esas partes. A continuación he aquí algunos ejercicios que puede realizar para profundizar en los aspectos de las secuencias, tiempo, etc.

El Comienzo

El principio de una novela es el momento más delicado, nunca se la juega uno tanto como en esos primeros párrafos y páginas. El lector debe sentirse atraído como un imán por nuestra prosa, hay muchos métodos para conseguir eso, pero no olvidemos que debemos ser honestos con nosotros, y sobre todo con los lectores. Debemos situar, dar a conocer al personaje central (o personajes), dar algunas pistas.

Ejercicios:

Escribir varios comienzos alternativos (no mucho más largo de dos o tres párrafos). He aquí algunos:

1/ Descripción de algunos objetos de importancia en la escena.

2/ Desde el punto de vista del Narrador empezar desde alguna acción inesperada.

3/ Desde algún punto de vista exterior al Narrador (como reflexión o pensamiento).

4/ Unas seis líneas de diálogo entre dos personajes (tres para cada uno de ellos, más o menos) tratando algo que sea importante para el argumento.

5/ Un descripción del lugar donde ocurre la primera escena (incidiendo en detalles importantes de la trama) y / o que nos cuenten algo sobre la personalidad del personaje principal

Escoger entre el que se escribió como primero y estos otros.

La Zona intermedia

¡Bien! Hemos captado el interés del lector, este lugar no es tan delicado como el principio, por cuanto será difícil que el lector nos abandone, a menos, claro está, que lo matemos de puro aburrimiento (todo es posible). Sin embargo aquí es donde se desarrollará todo lo que en el Comienzo se presentaba, es por tanto muy importante tener claro como vamos a hacer avanzar la trama. Los personajes deberían coger entidad propia, desarrollarse, donde los conflictos adquirirán todo su esplendor, la problemática debería aumentar su dramatismo y en definitiva dejar al lector, con un ansia por ver como las cosas van a resolverse.

Ejercicios:

1/ Escoger varias novelas o relatos que se conozcan bien e intentar en un párrafo o dos un resumen del argumento (no del tema).

2/ Escoger de esas novelas o relatos una y hacer una lista de todas las fuerzas que intervienen en esa parte concreta y como contribuyen al clímax.

3/ Escoja una de ellas y liste todas las escenas. Considere cada una de ellas por separado. ¿Cuál es su función? ¿Desarrollo del personaje principal? ¿Argumento o ambos? Si es un relato ¿podría convertirla en una novela corta?

4/ Escoja una novela o relato propio. Realice los puntos 1 y 2. Liste todas las escenas. Analice como contribuyen cada una de ellas al avance del argumento. Analice como contribuye cada una de ellas al desarrollo psicológico del personaje principal. Intente encontrar dos escenas que se puedan combinar Esfuercese en encontrarla. Intente encontrar una escena que pueda cortar sin mutilar la acción ni el desarrollo del argumento ni del Personaje Principal. ¿Puede distribuir la información vital de esa escena en otras y eliminarla? ¿Puede incluir alguna otra escena? ¿Cuál? ¿Por qué?

5/ Vuelva de nuevo sobre su propio texto. Intente imaginar que el punto de vista del narrador bascula hacia un personaje secundario. ¿Es más o menos interesante?

6/ Escoja una novela con multipuntos de vista de Narrador. Analice como el autor cambia de uno a otro y cuan a menudo lo hace. Estudie que consigue con ello.

El final

Acabar la novela es también un momento delicado, aunque menor en importancia que el principio. Muchas novelas después de magníficos comienzos y estupendos Zonas Medias, se hunden en la miseria de un final precipitado, por cansancio (ya llevamos mucho tiempo invertido en la novela o relato), por falta de tiempo (debemos entregarla al editor, enviarla a ese Premio tan suculento, o dedicarse simplemente a otras necesidades imperiosas), o sobre todo, por exceso de páginas que nos obliga a cerrarla sin contemplaciones (y el error en ese caso es de planteamiento inicial de las escenas). No se deje vencer por nada. Acabar bien es, ante todo, primordial, incluido el último párrafo, este ha de ser pensado como la primera frase y debería servir para resumir la novela de forma completa. Hay que concluir todos los conflictos, no dejar cabos sueltos y que la acción llegue a su punto culminante en el momento justo, de forma natural, sin avanzarlo ni retrasarlo.

Para asegurarse un buen final pregúntese:

A/ ¿El clímax crece de forma lógica desde la mitad hasta el final?

B/ ¿El carácter principal ha cambiado teniendo en cuenta los acontecimientos ocurridos en la historia?

C/ ¿Están las fuerzas representadas en la zona intermedia de la historia en el final de la misma? ¿Se resuelve todo con un Deux Ex Machina?

D/ ¿Se cumple la promesa implícita del principio o de la mitad de la historia?

E/ ¿Esta el clímax proporcionado a las expectativas del principio o de la mitad de la historia?

Notas de interés suplementarias

1/ Escoja un buen relato de al menos 20 páginas y que no supere las 50 páginas. Que nunca haya leído antes. Lea cuatro o cinco páginas. Liste las expectativas que esas páginas le hayan dado sobre la historia. Incluya aspectos como: estilo, personajes, situación, conflictos, puntos de vista del narrador. Una vez realizado esto, acabe de leer la historia y compare.

2/ Identifique en esa historia el clímax, ¿cuándo empieza? ¿Cuándo acaba? ¿Qué fuerzas están implicadas? ¿Cómo se forma el clímax?

3/ De a leer su historia a alguien en quién confíe y que tenga una cierta experiencia. Pregúntele luego las mismas cuestiones de antes ¿entendió ese lector y pudo identificar todos los aspectos antes mencionados?

4/ Escriba varios finales de la misma manera que los comienzos. Estudie que personajes puede variar en su caracterización para cambiar ese final.

© Ricard de la Casa

sábado, marzo 05, 2005

... Y Susan lloró amargamente.

En septiembre de 1986, tras la lectura de Robots e Imperio me jure no volver a leer ninguna novela de Isaac. No era la primera vez que tomaba una decisión de ese calibre, aunque desde luego si que lo era con un autor con cuyas novelas y relatos me había solazado muchísimas noches. Ya en junio del 83, estuve a punto de hacer algo parecido con R.A.H. (Robert Anson Heinlein), pero aunque lo pensé seriamente, en aquel momento tampoco se editaba tanto en España como para ponerse tan dramático. Así que fue a mi buen amigo Isaac al que le toco la china. En marzo del 87 tuve otro disgusto, me leí El gato que atraviesa las paredes de R.A.H. y por increíble que parezca me la acabe. Recuerdo perfectamente cuando a mitad de la novela, entre divertido y hastiado, pude resumir a otro fan, todo lo leído en un párrafo de 4 líneas. Era descorazonador ver aquel dantesco desierto de ideas en un océano de palabras. En eso, apenas unos meses después, en octubre de ese mismo año, justo cuando mi enfado se diluía, apareció en nuestras librerías Fundación y Tierra. Por supuesto me la compré, siempre lo hago. La decisión de no leer no implica el autoflagelo que significa el hecho de tener en casa las obras de esos autores, y yo soy uno de aquellos que en el papel de lector gustan tener tantos libros como le sea posible al sufrido bolsillo de uno. De todos mis desaciertos, del que no tengo realmente excusa fue que desoyera mis propios consejos y me la leyera hasta la última página; y no después de varios meses de dudas, no, fue llegar a casa y no dejarla hasta el fin. Cuando la deje en la mesilla, hice un voto solemne: quería demasiado a Isaac como para dejar que algunas malas novelas alteraran esas convicciones, así que no sólo me jure de nuevo no volver a leer una nueva novela de Isaac sino que tampoco compraría sus obras. Entiendanme, sólo hablo de novelas, sobre todo las referidas a Fundación y Robots, así que seguí comprando otras cosas de Isaac. En noviembre del 86 había comprado Sobre la ciencia ficción y me lo había pasado en grande.

Noviembre del 88, fue un mes fatídico, me enfrente a mi propia decisión, pues para eso están esos votos mayestáticos y mayúsculos, para violarlos, comprándome, sin apenas tener tiempo de pensar en ello, el siguiente libro de Isaac Preludio a la Fundación. Si he de ser sincero, mi autoestima no sufrió por ese acto despreciativo hacia mí mismo, un acto mercenario en toda regla, aunque si mi bolsillo, ya que día a día los libros se habían ido poniendo por las nubes. Cuando lo acabé (ya dije antes lo maquivélico que soy a veces), recuerdo que lo deje con tristeza en la misma mesilla y ya no realice ninguna promesa estúpida, sabía que no estaba dispuesto a cumplirla, aún a pesar de lo muy vacía y aburrida que me hubiera parecido ésta última novela. Simplemente no podía dejar de acudir a la cita con aquel, ya por entonces, hombre de largas y canosas patillas. Aquel hombre que me había cautivado desde sus primeras novelas, uno de aquellos hombres que había conseguido hacer de mi un apasionado lector de ciencia ficción.

Pensé mucho en el significado de esa violación y encontré dos maravillosas excusas para consolarme (siempre lo hago, es la única manera de que mi ego me deje tranquilo). Ambas son diferentes pero mantienen un paralelismo singular. Por un lado Isaac decidió escribir con un lenguaje demoledoramente sencillo. Opinar que decidió, se encasilló, no pudo o no quiso salirse de ese estilo llano, es ya algo obsoleto y fuera de lugar. A preguntas sobre eso podía responder con sus típicas respuestas satíricas que encerraban mucho sobre lo que pensaba de su interlocutor. Ahora me viene a la memoria aquella frase lapidaria con la que dejaba mansos a quienes le preguntaban sobre por qué no viajaba en avión: "Los escritores de novelas policiales no cometen asesinatos, los que escriben literatura fantástica no hablan con los conejos por qué tendría que volar un escritor de ciencia ficción?"(1).

Esa forma de presentar sus escritos, le hacía especialmente accesible a una gran mayoría de personas y me gustaría remarcar que el hecho de escribir de forma inteligible es, de hecho, algo mucho más complicado, ya que exige un mayor conocimiento del lenguaje y prestar mucha atención al estilo; es algo parecido a escribir melodías, lo realmente difícil es escribir música que luego cualquiera pueda tararear con sólo oírla un par de veces. Pero si su gran éxito solamente se basará en ello, éste no habría tenido lugar. Sería uno más en la larga lista de buenos escritores de ciencia ficción. Algunos aducirán que ser un autor prolífico le ayudó enormemente, e incluso, buscando un poco más allá, se podrá decir de él que estuvo en el lugar adecuado, en el momento adecuado: en Nueva York a finales de los 30. Pero "no es mejor escritor aquel que conoce cuales son sus virtudes sino aquel que sabe cuales son sus debilidades" (2) como el mismo decía. En este aspecto Isaac, escribía preferentemente sobre aquello que mejor dominaba y sabía. Pues claro! ──pensaran algunos──. Pero no lo es tanto. Isaac urdía muy bien sus ideas, tanto que se le podría acusar (o ensalzar) de ser tan buen escritor del género de ciencia ficción como del policiaco realmente Isaac amaba ese otro género! Pero el punto importante es sobre lo que escribe, en los millones de palabras escritas por él, apenas hay alienígenas, no importa que sean buenos o malos. La mayoría de sus personajes desprenden, incluso los malos, vapores de una gran humanidad. Conseguía así que un amplio abanico de sus lectores se pudieran identificar con ellos. Los personajes nunca eran totalmente malignos, ni totalmente piadosos, así sus dos obras fundamentales Fundación y Robots están plagados tanto de unos como de otros, Bel Riose y el mismo Mulo son un ejemplo de los primeros en Fundación.

"─
¿Qué? Su esposa fue el error. Su esposa es una persona fuera de los corriente. Nunca en mi vida he conocido a otra como ella. Yo...yo...

De pronto la voz de Magnífico se quebró y se recobró con dificultad. Le rodeaba una atmósfera de severidad cuando continuó.

──Ella me quería sin necesidad de alterar sus emociones. Yo ni le repelía ni le divertía. Me quería. ¿No comprende? ¿No puede ver lo que eso significaba para mí? Nunca tuve a nadie... Bien, yo.. abrigaba esperanzas. Mis propias emociones me engañaban, aunque yo era maestro de todos los demás"
(3).

Aquí el Mulo deja de serlo para convertirse en Magnífico de nuevo, un ser disminuido que necesita ser amado como el resto de los humanos. Isaac mueve la pluma para convertir al Mulo de Atila de la galaxia en lo que realmente es: un hombre y sus circunstancias. Entre los personajes buenos capaces de alguna maldad tenemos a la inefable Susan Calvin la robopsicóloga de la U.S. Robots & Mechanical Men Inc. de la cual el mismo Isaac confesaba, con su habitual sinceridad, estar enamorado.

"
──Ha muerto --dijo Bogert, lívido.
──¡No! -- exclamo Susan Calvin, estremeciéndose y lanzando salvajes carcajadas --, no ha muerto, se ha vuelto loco. Lo he enfrentado con el insoluble dilema y ha sucumbido. Podéis recogerlo ya, porque no volverá a hablar nunca más.

Lannig estaba de rodillas al lado de lo que había sido Herbie. Sus dedos tocaron el frío rostro de metal ya sin reacción y se estremeció.
──Lo ha hecho usted a propósito --dijo.

Se levanto, enfrentándose con Susan, el rostro convulsionado.
──¿Y si lo hubiese hecho a propósito, qué? ¡No puede evitarlo ya! ──Y con súbita amargura, añadió ──: Lo merecía...

El director agarró al paralizado Bogert por la muñeca.
¡Que importa ya!... Venga, Peter ──suspiró──. Un robot parlante de este tipo no tiene ningún valor, de todos modos
──sus ojos cansados acusaban su edad y repitió──:¡Venga, Peter!

Una vez los dos científicos se hubieron marchado, transcurrieron algunos minutos antes de que Susan Calvin recobrase su equilibrio mental. Lentamente, su mirada se fijo en el muerto-vivo Herbie y la dureza reapareció en su rostro. Durante largo rato permaneció contemplándolo mientras el triunfo se borraba de su rostro y el desengaño reaparecía; de todos sus turbulentos pensamientos sólo una palabra infinitamente amarga salió de sus labios:
──
Embustero!" (4).

No es casual que estos dos ejemplos contrapuestos lo sean de sus dos series emblemáticas, Fundación y Robots. Fueron para mi las dos obras clásicas de Isaac. Y si bien confieso sin rubor que me he leído todo lo publicado de este autor (que antes hubiera sido previamente traducido al español), guardo un especial cariño por estas obras. Tampoco es por azar que me acuerde especialmente de ellos e incluso que haya decidido rescatarlos aquí. Bayta de Haven en el primer ejemplo y Susan Calvin en el segundo están destinadas a desempeñar papeles alternos a los que en principio se les otorga. Bayta es la joven recién casada que acoge a Magnífico con simpatía y con emociones genuinas y sin embargo ella es la que mata a Ebling Mis cumpliendo con el precepto autoimpuesto y muy poco legítimo de que el fin justifica los medios. Me parece importante resaltar que Isaac hace que Bayta de Haven mate a un ser humano. Susan Calvin también comete otra acción de este tipo, el hecho de que lo realice sobre un robot, no priva de que esa acción sea, al menos, tan drástica y execrable como el anterior ejemplo, ya que Isaac hace que Herbie se vuelva loco, es decir que ni siquiera se le permite que su desconexión sea completa y todo ello, de forma harto curiosa, lo hace Susan Calvin por un simple deseo de venganza, lo cual dice mucho del personaje o mejor, de como quería Isaac, a pesar de su amor por el personaje, que la doctora reaccionase a las violaciones repetidas del robot Herbie a la primera ley.

Estos retazos incluidos aquí, pueden parecer ingenuos o incluso ñoños para algún espíritu intelectual, pero son simplemente la demostración de la sensibilidad que Isaac tenía por sus propios personajes, haciéndolos navegar con inteligencia por un río, el relato, en donde las situaciones eran similares a las que nos encontramos habitualmente en la vida. Nadie es radicalmente perverso ni angelicalmente virtuoso.

El otro camino paralelo es su propia persona. Isaac se ha ido convirtiendo poco a poco, libro a libro, en un agradable personaje de todos sus escritos, quizá el más divertido, satisfaciendo así nuestra vena más curiosa, la más entrometida. El mismo confiesa: "Con toda la experiencia que tengo sobre el tema, puedo asegurarles que es mucho más divertido escribir un artículo de ciencia ficción que una historia de ciencia ficción" (5) y el artículo más divertido, el más inagotable, y sobre el que tenía la máxima información era él mismo. Hablar de los demás, era en parte tener la excusa para poder hablar de si mismo y su relación con los demás. Isaac no desaprovechó ni una sola línea ofrecida. Presentación tras presentación, editorial tras editorial, artículo tras artículo hemos ido conociendo profundamente a este hombre y lo hemos absorbido, nos hemos empapado de sus vivencias, hemos reído sus chistes y nos hemos llenado con esa humanidad que él exhudaba en cada una de sus palabras. Sus libros de divulgación han sido mucho más numerosos que los de ciencia ficción y desde luego no es casual que apenas hace unos meses, y tan sólo por prescripción facultativa el bueno de Isaac, dejará su habitual columna "Science" en la revista Fantasy & Science Fiction. Si hacemos un pequeño examen, vemos que lo mejor de él está en esa multitud de palabras con que ha regado multitud de diarios, revistas, antologías... y cualquier lugar donde se pudiera imprimir letras.

Aquí en España, aunque hemos podido disfrutar parte de esa enorme montaña de comentarios, muchos de ellos mordaces sobre él mismo y sus compañeros de profesión, tuvimos la fortuna de disponer de una pequeña antología de algunos de sus artículos; eso si y para no perder la costumbre, con sabrosos comentarios sobre los mismos. En verdad Isaac era experto en rizar el rizo.

Sobre la ciencia ficción es un librito donde Isaac recoge 55 de esos artículos publicados aquí o allá, pero principalmente de la época anterior en que se editó el libro, finales de los 70 y principios de los 80. Quizá porque los artículos le permitían escribir sin las trabas de una fábula, quizá por escribir sobre si mismo, quizá porque allí encajaba ese tono entre sarcástico y humorístico que parece que nunca le abandonaba o por una mezcla de todo ello, Isaac nunca renunció, hasta los últimos meses, al ensayo dentro del género fantástico. Gracias a esa debilidad suya, a ese afán por cultivar ese género, pude disfrutar de aquella antología como si fuera un regalo muy particular después de las últimas decepciones. El libro me devolvió al Isaac que yo tenía dentro de mi, a la foto fija que durante años se había ido formando en mi cerebro. Había otras viejas glorias que ya renqueaban desde el punto de vista literario, los Arthur C. Clarke, R.A.H., pero ninguno tan cercano, tan conocido como Isaac. Y todo ello gracias a su inistingible afán de escribir de si mismo y de todo aquello que se le pusiera por delante.

La aleación que supuso la combinación de ambos elementos, una redacción nada rebuscada, unos personajes alejados del los histrionicos requetemalos y superbuenazos y el acercamiento del autor a través de sus memorables introducciones o artículos supuso ese "quiebro" que le supuso saltar de ser un importante escritor de ciencia ficción a convertirse en algo más, algo que todos intuyen de una forma u otra, que casi se puede palpar en las conversaciones con otros lectores, que cuesta definir y que incluso algunos avezados modernistas rechazan de plano precisamente porque son capaces de sentirlo. Y todo ello sin menoscabo de las criticas que han llovido sobre él, esa simplicidad en todos sus escritos que le hacían particularmente fácil de imitar y por tanto hacían sospechoso esa enorme, esa increíble cantidad de libros publicados de todos los temas. Aún así todos, incluso su detractores, hemos sido participes de que Isaac era algo más que un importante escritor de ciencia ficción.

Ha sido bajo esa perspectiva, por lo que fui incapaz de dejar de comprar y leer cada uno de sus libros. Y por lo que aquellas promesas eran simple papel mojado. Así que llegado el momento me enfrente a la misma sensación de perdida que muchos otros fans sintieron el día seis de abril de un 92 tan lleno de significados. Es esa misma emoción que te embarga, la que hace fácil recordar aquel día y lo que hacías cuando recibías la noticia. Recuerdo que mi vista se desvió por la amplia biblioteca parándose en todos aquellos libros de Isaac. Desfilaron por mi mente todos sus personajes que en aquel momento perdieron un poco de esa realidad que compartían con su creador, aquel que les dio forma y les veía moverse y hablar en su cabeza. Especialmente me vino a la memoria Susan Calvin, retazos de ¡Embustero! aparecieron claros y diáfanos a pesar de los 17 años que llevaba impreso y leído en castellano. Pensé en la enorme amargura que sentía Susan Calvin porque Herbie la había engañado diciéndole que la persona que amaba la correspondía. La imagen que tenía, que sigo teniendo, pues se me ha quedado grabada, es la misma imagen de una Susan Calvin, aquella a quien su creador amo, llorando tristemente por Isaac, mi querido, entrañable e inolvidable amigo Isaac Asimov.

Ricard de la Casa. 27 Mayo de 1992.

(1) Isaac Asimov. Edhasa 1986.
(2) Isaac Asimov. Edhasa 1986.
(3) Isaac Asimov. Nueva Dimensión 1975.
(4) . Isaac Asimov. Nebulae nº1. Edhasa 1975
(5) Isaac Asimov. Edhasa 1986.


Artículo publicado en el libro Especial Asimov de Libro Andromeda. Abril 2007.

viernes, marzo 04, 2005

Pablo Neruda

De España en el corazón

PREGUNTARÉIS:

Y dónde están las lilas?
Y la metafísica cubierta de amapolas?
Y la lluvia que a menudo golpeaba
sus palabras llenándolas
de agujeros y pájaros?

Os voy a contar todo lo que me pasa.

Yo vivía en un barrio
de Madrid, con campanas,
con relojes, con árboles.

Desde allí se veía
el rostro seco de Castilla
como un océano de cuero.
Mi casa era llamada
la casa de las flores, porque por todas partes
estallaban geranios: era
una bella casa
con perros y chiquillos.
Raúl, te acuerdas?
Te acuerdas, Rafael?
Federico, te acuerdas
debajo de la tierra,
te acuerdas de mi casa con balcones en donde
la luz de junio ahogaba flores en tu boca?
Hermano, hermano!
Todo
eran grandes voces, sal de mercaderías,
aglomeraciones de pan palpitante,
mercados de mi barrio de Argüelles con su estatua
como un tintero pálido entre las merluzas:
el aceite llegaba a las cucharas,
un profundo latido
de pies y manos llenaba las calles,
metros, litros, esencia
aguda de la vida,
pescados hacinados,
contextura de techos con sol frío en el cual
la flecha se fatiga,
delirante marfil fino de las patatas,
tomates repetidos hasta el mar.

Y una mañana todo estaba ardiendo
y una mañana las hogueras
salían de la tierra
devorando seres,
y desde entonces fuego,
pólvora desde entonces,
y desde entonces sangre.
Bandidos con aviones y con moros,
bandidos con sortijas y duquesas,
bandidos con frailes negros bendiciendo
venían por el cielo a matar niños,
y por las calles la sangre de los niños
corría simplemente, como sangre de niños.

Chacales que el chacal rechazaría,
piedras que el cardo seco mordería escupiendo,
víboras que las víboras odiaran!

Frente a vosotros he visto la sangre
de España levantarse
para ahogaros en una sola ola
de orgullo y de cuchillos!

Generales
traidores:
mirad mi casa muerta,
mirad España rota:
pero de cada casa muerta sale metal ardiendo
en vez de flores,
pero de cada hueco de España
sale España,
pero de cada niño muerto sale un fusil con ojos,
pero de cada crimen nacen balas
que os hallarán un día el sitio
del corazón.

Preguntaréis por qué su poesía
no nos habla del sueño, de las hojas,
de los grandes volcanes de su país natal?

Venid a ver la sangre por las calles,
venid a ver
la sangre por las calles,
venid a ver la sangre
por las calles!