martes, marzo 03, 2009

Volver a empezar de Ken Grimwood

Algunas ideas son especialmente agradecidas al ser trasladadas a una novela o guión. La inmortalidad, la prolongación de la vida del ser humano, los viajes en el tiempo, vivir la vida de otros o simplemente la repetición de la vida propia, tienen tal magnetismo que las hacen especialmente atractivas para una gran mayoría de lectores. La idea básica de Volver a empezar de Ken Grimwood es una de ellas.

Es evidente que una sola idea no basta para hacer que una novela gane un premio mundial de fantasía, pero todos hemos sentido la curiosidad de saber que hubiera ocurrido si hubiéramos tomado una decisión diferente a la que en realidad tomamos. En definitiva poder cambiar nuestro pasado para saber como hubiera sido nuestro futuro. Esa es la idea central de la novela y el personaje, Jeff Winston, se ve sometido a una revisión constante de su vida. Su problema es que no sabe porque ocurre y no consigue que esas repeticiones acaben. Su vida, un periodo de tiempo concreto de su vida para ser más exactos , se repite una y otra vez.

El tema de las repeticiones ya fue utilizado en el cine, concretamente en la película Groundhog Day (con el título en español de El día de la marmota y protagonizada por Bill Murray en 1993), que parte de una premisa similar, el personaje revive constantemente un día particular de su vida, pero mientras que en el film, subyace la idea de que el personaje debe mejorar su vida –es un pobre diablo amargado- en la novela –y es uno de sus grandes aciertos- nunca se llega a saber el porqué o los motivos por lo que eso ocurre. Así pues el autor se desliga completamente de intentar explicar la causa y el cómo ocurren esas repeticiones –a estas alturas no sabremos si para mejorar o empeorar su vida- , dejando que sea cada lector, el que saque sus propias conclusiones al respecto, con un final que, sin dar pistas, cierra correctamente la novela. Ken Grimwood prefiere concentrarse en los personajes, en su evolución a través de las experiencias que las sucesivas “repeticiones” le permiten acumular, sin intentar darnos lecciones de moralidad decimonónica.

La novela comienza justo cuando Winston muere de repente a los 43 años y revive en su propio cuerpo 25 años atrás con la mente y experiencia del adulto que era antes de fallecer, en un cuerpo de 18 años -¿alguien puede resistirse?-. Grimwood consigue hacer avanzar la trama con fluidez, si tenemos en cuenta que esta contando la misma historia, reduciendo los tiempos muertos o repetitivos a meras anécdotas y haciendo navegar a Winston una y otra vez por los mismos mares probando aquí o allá rutas alternativas para llegar a nuevos lugares. El principio y el final, de forma constante, tienden a unirse en un hilo sin fin. Bucles que se anidan dentro de otro bucle mayor en la que la novela se constituye, haciendo que el final de la misma sea también un regreso al principio, justo cuando Jeff Winston muere, cerrando todos los bucles de manera sincronizada. La evolución del personaje, su maduración a través de cómo esas repeticiones le afectan, es su principal reclamo -también en el mejor estilo de las novelas de viaje iniciático- y la razón por la que nos sea imposible dejar la lectura.

Curiosamente su atractivo es también su lastre, el personaje y el lector, primordialmente, saben que tras algunas repeticiones cualquier cosa que haga, que pruebe, que cambie acabarán en el cubo de la basura, desapareciendo en el limbo de lo que pudo haber sido y nunca fue. Eso lleva al personaje y la historia a momentos planos que el autor sortea con un estilo limpio y directo. En realidad el tema central de Volver a empezar es una historia de amor, amor que surge entre personas que “repiten” sus vidas, un amor en cierta forma eterno, inalcanzable para el resto de los mortales, ya que es un amor que perdura a través de sus repeticiones. Poco a poco la subtrama va haciéndose más importante para acabar imponiéndose definitivamente. La evolución de los personajes permite a Grimwood mostrar desde el lado más luminoso del alma humana hasta los recovecos más oscuros.

Un par de apuntes: 1/ Volver a empezar forma parte de esas novelas imposibles de etiquetar bajo un género definido. Siempre me sorprendió el hecho de que esta novela fuera catalogada como fantasía, ya que podría englobarse, como otras ilustres novelas, dentro de otros campos como la misma ciencia ficción sin mayor problema. Ahora mismo estoy pensando en El libro de los cráneos de Robert Silverberg como el ejemplo perfecto. Y 2/ Novela que se puede leer, y es muy de agradecer visto como envejecen muchas, exactamente igual de bien hoy (2008), sin perder ni un ápice de su interés y frescura, que cuando fue escrita (1986), o publicada en España por primera vez (1994). Ganó merecidamente el Premio Mundial de Fantasía y merece estar en cualquier lista de la novelas imprescindibles.

© 2008 Ricard de la Casa